Nocturno de primavera by Josep Pla

autor:Josep Pla [Pla, Josep]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista, Sátira
editor: ePubLibre
publicado: 1953-01-01T00:00:00+00:00

Epílogo

Durante una decena de años, desde el verano del 64 a mediados del 75, anduve mucho con Josep Pla. Sobre todo lo hice hasta el 70, en que empecé a pasar bastante tiempo en París, a viajar repetidamente a China, a Estados Unidos, al entero Mediterráneo, al África negra, impulsado por tres pasiones fundamentales: la fascinación por conocer el otro, fuera la gente o fueran los países; saltar por encima del marco propio, huirle, tanto el catalán como el español; y correr ardoroso tras la revolución de mayo del 68 francés y la cultural china, entendidas como una eufórica manifestación anarquista. Era exactamente lo contrario de lo que había hecho, hacía y creía Pla, metido en el caracol de su mundo y del Mas Pla, su casona campesina y ampurdanesa, que consideraba a los pueblos no occidentales como extraños y hasta absurdos, así como abominaba del mayo francés y temía el anarquismo. Y aunque viajara con cierta frecuencia, lo hacía para dar su visión, sin duda singular, pero no para implicarse en el otro.

Sin embargo, no rompimos por nada de esto, sino que continuamos con nuestra honda amistad, aunque ante él yo procurara limar mis nuevos intereses, que él tomaba como signos externos de la época, a los que quería imaginar que yo sucumbía por táctica y a sabiendas de que la verdad era la suya. No obstante, la compra de la revista Destino por parte de Jordi Pujol, la muerte de Franco, mi acceso a la dirección de este semanario, tenían que trinchar mi relación con Pla y muchas más cosas, era todo un universo el que cambiaba… Pero ésta es ya otra historia. O un error: él y yo fuimos, somos, los que habíamos sido, yo todavía lo soy y en este ser anida también la añoranza de Pla, compenetrados como estábamos más allá de las divergencias.

Curiosamente, en los años intensos de nuestra relación Pla escribió unos cuantos dietarios, sustancialmente El viatge s’acaba [El viaje acaba] y Per acabar [Para acabar], donde consigna los cortos viajes que efectuamos juntos y los largos encuentros que mantuvimos. He aquí parte de una anotación suya, del 21 de febrero de 1967: «A las cuatro estaba anunciada la llegada de Baltasar Porcel. Llega con una puntualidad perfecta. Gran alegría de verle». O esta otra, del 1 de enero de 1968: «Pienso en el libro que podríamos hacer con Porcel. ¿Sería posible? De noche pienso en ello una gran cantidad de horas».

El caso es que entonces Pla y Josep Vergés —su editor y entrañable amigo, hombre fuerte y copropietario de la editorial Destino, a la vez que propietario y director real de la revista del mismo nombre, en la que Pla y yo escribíamos—, preparaban la obra completa del escritor. El método era fácil, aunque la tarea resultara inmensa: hablar entre ellos sin tregua, vaciar publicaciones en las que Pla había colaborado, Pla ensayando listas de posibles volúmenes, conversaciones sobre el proyecto con algunos planianos… Yo, desde luego, uno de ellos y acaso

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